Ese tipo de mujeres

Ese tipo de mujeres

Un trozo de la novela de Itnain Itnain del gran Anis Mansur traducida por Youssef Basty

La gente dice: majo. Dice ella: solamente es un hombre débil. Dicen: un genio. Y ella dice: lunático. Dice la gente podría ser un profeta, en cambio ella dice: podría ser, pero seguramente no es el hombre adecuado para reinar y, si lo pudiese por tiempo alguno, absolutamente no merecería ser un esposo por todos los tiempos.

Y dicen los historiadores: era el gran error de su vida por haberse casado con aquella mujer. Ella de su parte dice: Al contrario, lo sería si no me casara con él. Sino no encontraría esa cantidad inmensa de amantes con su aviso, su elección y su decisión, pese de su orgullo.

En cuanto a ella, su nombre es Mesalina, nació el año 22 A.C y murió el año 48 D.C. Era la mujer más fuerte y cruel en la historia humana. Su marido, era el emperador Claudio César, el más cariñoso entre los emperadores en todas las épocas. Y la norma es que detrás de cada emperador simpático hay una mujer violenta, detrás de cada emperador que le hace suficiente tragar algunas gotas de agua se tiene que ser una mujer que no le basta de nada toda la sangre humana. Mesalina era hermosa y al mismo tiempo mentirosa. Al hablar dominaba el discurso con mucha elegancia. Tenía todo el poder para persuadir a su marido, el emperador, para que le realizase todo lo que deseaba. Siempre derramaba lágrimas ante él cuando quisiera conseguir algo y no es sólo así, sino se mima y se derrite  entre sus pies. Y en cuanto lo dominara, sería ella quien lo humille.

Mesalina era capaz de que su Claudio creyese que lo ilógico es lógico y que es la sabiduría. Su madre se dedicaba a la brujería y la prostitución, cosa que ella la adoptó posteriormente. Además se obligaba a las hermosas de aquella época que aceptaran a ser prostitutas, pero lamentablemente, más tarde las  escandalizaba ante sus esposos.

Su hija se casó con el asesino Nerón  que quemó a toda Roma sin misericordia alguna.

En el último instante de su vida, muriéndose, Mesalina, dijo presumiendo: - nunca he sido fiel a un solo hombre, Nunca.

¿Por qué motivo no lo he sido? Preguntándose a sí misma y respondiendo asimismo: -sería suficiente ser fiel al hombre mientras estuviese entre sus brazos. Los hombres no merecen más que esto.

Era autoritaria y malhablada, puesto que quería que su marido el emperador fuera como un perro encadenado contra su voluntad. La verdad no le importaba que se quedara con mala fama entre su pueblo, y no es sólo así, sino le alejó de la gente, y cuando se enteró que le tenía algo de respeto hacia su suegro y respetaba sus consejos, Mesalina mató a su padrastro. Además, en más de un ocasión, si veía que a él le agradaba alguna de las mujeres invitadas  a las fiestas que organizaba constantemente, en su ataque de celos ordenaba cortarles los brazos o las piernas a dichas mujeres. Ella consiguió que él temiera a sus guardias, a su médico y sus amigos.

El emperador era un hombre muy creído de los sueños, los temía y era optimista y pesimista al mismo tiempo. Mesalina, aprovechando esta superstición, acordó con sus siervos que contaran al emperador que cada día soñaba que lo colgaban del pelo y lo apuñalaban a traición. Así ella le contaba que también tenía el mismo sueño.

Al temor de ella, algunos hombres huyeron del país y mujeres se suicidaron, y en cambio ella siguió viviendo su vida como le daba la gana.

Se enamoró de un hermoso bailarín hasta hacerle esculturas en todos los lugares, en cuanto a él, estaba enamorado de otra mujer. Resulta que lo trajo ante el mezquino emperador y se quejó que no la obedecía. Claudio, sin personalidad ninguna, le ordenó al amante que le hiciera todo lo que le pedía, y así fue hasta que ella se cansó y lo envenenó.

Posteriormente, se enamoró de nuevo, de otro hombre que era alto, robusto y apuesto, ése estaba casado, ella le obligó a que se divorciara y él sin discutir del tema lo hizo como un ciego.

Más tarde, sin ninguna vergüenza, decidió casarse con el recién amante, y que en el día de la boda hubiera bailes, sin la presencia de su conyugue el emperador.

Y sin que acabasen sus aventuras, tenía otro siervo que mató a su mujer sólo por haberse enamorado de él, el pobre siervo, por venganza, fue a contarle a Claudio César que la emperatriz Mesalina construyó un palacio y lo lleno de joyas que las trajo del palacio del emperador y eso solo por el amor que tenía hacia uno de sus amantes.

Entonces no se pudo evitar traer a la esposa traidora para confesarlo todo. En aquel instante ella pidió que el encuentro fuera al día siguiente, y eso todo era para que Claudio se tranquilizara y, asimismo tenía la intención de ayudar al amante a escapar.

Pero los guardias del emperador la rodearon y entonces le obligaron a escoger una de las opciones: o la matarían o se mataría ella misma. Y sacaron de su pecho un pañuelo oloroso y, luego arrastraron a su amante hacia ella y lo mataron a sangre fría, en cuanto a ella  la ahorcaron con su pañuelo.

Al caer la noche, Claudio César se acordó del tema y se giró a su alrededor buscando a su esposa y preguntó a sus guardias:

¿Por qué no ha llegado la emperatriz aún?

Atentos, le dijeron con mucha calma:

No va a venir, nuestro señor.

El emperador asintió con su cabeza: ya lo sé. Quizás esté durmiendo.

Todos bajaron la cabeza murmurando: SÍ.